En las empresas se están gestando proyectos de transformación con tecnología, una medida urgente para la dirección y muy desafiante para los equipos de trabajo, especialmente para los que pueden hacer la diferencia, como el equipo de gestión del cambio y los líderes.
Los procesos de transformación digital en las organizaciones encuentran con frecuencia dificultades para que las personas se incorporen rápidamente al uso de las nuevas tecnologías; en este sentido, los equipos tienden a sentirse sobrecargados, porque se generan muchas iniciativas en paralelo.
Como no se entiende bien cómo cada una de las iniciativas se conecta con la transformación de fondo, entonces se perciben por volumen, es decir, muchas cosas por hacer desconectadas entre sí. Nadie sabe por dónde partir, todo termina siendo urgente y prioritario.
Al mismo tiempo, la gerencia espera tener resultados rápidos, a un ritmo de avance que los equipos de proyectos consideran imposible de cumplir, lo cual genera frustraciones y desencuentro en ambas partes.
Estos problemas ocurren porque las organizaciones tienden a centrase más en los aspectos técnicos del desafío. Para que la transformación sea realmente efectiva, se requiere instalar un sistema basado en tres dimensiones – basado en Construir Inteligencia Colectiva en la organización de Sergio Vergara-: dimensión individual, dimensión de equipo y dimensión de gestión
La dimensión individual o de las personas, implica identificar cuáles son aquellos hábitos, compartimientos y prácticas necesarias para instalar una manera de trabajar ágil y digital. Como por ejemplo, atreverse a poner las inquietudes sobre la mesa más que las posturas, hablar en “borrador”, es decir, permitirse hablar de ideas incompletas, mostrar avances parciales, sin esperar a tener el producto final terminado, etc
En cuanto a la dimensión de equipo, es necesario desarrollar capacidades colectivas dentro y entre las áreas -énfasis en coordinación entre roles y en generar un entendimiento común de cuál es el desafío que se está abordando y qué implica- para avanzar de manera conjunta e interconectada. Por ejemplo, generar entendimiento compartido sobre los beneficios del proyecto, qué busca lograr, cuál es el rimo de avance esperado, cómo imaginamos el proyecto una vez este implementado (cómo va a funcionar, qué características tiene)
Por último, en la dimensión de gestión, se requiere generar una estrategia que conecta las necesidades del negocio con el lado adaptativo de las personas -las capacidades con las que cuentan- para afrontar el cambio en la era digital. Por ejemplo, crear streemings de proyectos que apalanquen la transformación, identificando qué es aquello que tenemos que cambiar o gatillar en las personas para que estos proyectos se cumplan
Este abordaje multidimensional acelera el aprendizaje e instala una manera más ágil de operar, especialmente útil para organizaciones que están en procesos de transformación e innovación.
Scotto, C.S. (21 de Octubre de 2019). Diario La Segunda, Chile