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Por mi trabajo me toca visitar clientes. En un lugar al que iba por primera vez, alguien me llamó la atención en tono airado, y es que sin darme cuenta estaba caminando fuera de la zona de seguridad. No lo hizo indicándome la zona, sino de una forma que rayaba en lo irrespetuoso: tenia razón, pero no era necesario expresarlo de esa manera. Me costó, pero me contuve en contestarle igual, pensando en que esto es algo que veo muy sensible en mi equipo hoy. ¿Cómo romper ese círculo vicioso de descalificar?

A quien no le ha pasado equivocarse en un cruce y ser taponeado por las bocinas o insultos de otras personas. Lo mismo que los expertos tecnócratas que por manejar soluciones expertas se levantan desde el pedestal de la superioridad de los datos y reducen a los demás a un porcentaje.

Lo que está a la base es la legitimidad del otro: tener conocimiento sobre algo no nos da derecho a denostar, a reírnos de otro o mal – tratar a alguien simplemente porque sabe menos; así, el prevencionista de riesgos no tiene por qué partir con malas maneras hacia las personas que saben menos, por el contrario, se abre una maravillosa oportunidad para el diálogo. Y esto mismo aplica a múltiples ejemplos de la vida laboral y cotidiana.

Tratarnos de una manera descalificadora, simplemente porque hay alguien que sabe más que tu solo abre una espiral de descalificación que no suma a la construcción.

¿Cómo romper ese círculo?

  1. No partir a la primera desde el reclamo. Pensar que probablemente el otro está viviendo contextos distintos, o tiene otra perspectiva. Esto permite la empatía y no creer que los errores de los demás son producto de la simple estupidez o las ganas de fastidiar.
  2. Legitima que las personas podemos pensar distinto, lo que no implica que sean de menor capacidad y además permite discutir acerca de esa diferencia en un espacio de tu a tu y no de superioridad
  3. No responder a la primera ante el reclamo: tomar la iniciativa de cambiar el movimiento, conceder la razón si es que el otro a tiene a la vez que invitando al diálogo y al buen trato. Es parte de lo esencial que tiene que cambiar en lo más profundo de la sociedad.

¡Que hablando se entiende la gente!

 

Scotto, C.S. (03 de Febrero de 2020). Diario La Segunda, Chile

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