Trabajo en una empresa productiva, que viene de una fusión de hace años. Estoy asumiendo como jefe de un equipo en que aún hay de los dos bandos, quiero que acordemos los objetivos del año, pero creo que antes hay que acercar a los grupos.
En el último tiempo hemos visto la serie WandaVision – de la saga de Marvel y los Avengers – donde una mujer ultra poderosa logra controlar un pueblo entero, en el intento de sanar el dolor de haber perdido a las personas que más amaba, y que ahora utiliza sus dones para tratar de recuperar algo que es irrecuperable. La parte de la historia que viene a cuento es que, a la par de un grupo que está en disposición de contraataque, la persona que está tratando de ayudarla, no es una amiga, sino aquella que entiende su verdadero dolor.
Esto nos habla del desafío que tienen los lideres hoy: aprender a entender la subjetividad del otro, no para encontrarle la razón, sino para saber qué es lo que lo mueve, que es lo importante para él, desde qué lugar toma sus decisiones. Tal como se ve en la serie, la mejor manera de ayudar a alguien o de tender puentes en situaciones de diferencia, es evitar ponerse a la defensiva, sino buscando entender qué es lo que lo mueve, pues de esa manera es posible encontrar nuevas formas de entendernos y generar sinergias.
Acercar las miradas en un equipo donde hay dos “bandos”, requiere provocar un ambiente de escucha y con una predisposición positiva, para que se puedan dar conversaciones abiertas, sobre cómo las personas están viendo la situación y que elementos ayudarían a tender puentes. Cuando las diferencias de visiones son grandes y hay poca confianza, la recomendación es primero tener conversaciones de a dos o de a tres, “tomarse un café”. Con eso dar cabida a los temas guardados, ir conectando los puntos que sean claves y considerarlos en una conversación de equipo ampliado, en el que primero conectar lo que nos mueve en común, antes que trabajar los objetivos.
Carmen Scotto. (22 de Febrero de 2021). Diario La Segunda, Chile