Cambié de área y veo que lo que me funcionaba antes no resulta con este equipo; antes acordábamos focos y había muy buena comunicación. En este equipo cada uno es bueno en lo suyo, pero trabajan muy solos y está costando coordinarse.
Un líder está para que a su equipo le vaya bien: el éxito del equipo es el éxito del líder y lograr los objetivos será la natural consecuencia. Y para eso, los equipos tienen dos tipos de necesidades. Claridad de objetivos, indicadores, roles, conocimiento técnico: es decir temas asociados a lo técnico. Y también conexión, comunicación, coordinación, acuerdos en la forma de trabajar, conocimiento mutuo, darse feedbak constructivo: todo lo relacionado a lo humano.
En esta línea, todo lo que un líder puede hacer se divide entre funciones técnicas y humanas. Y el desafío para el líder está en identificar que es aquello que el equipo está necesitando en el momento para complementarlo.
¿Hay claridad de focos, los roles están claros, entienden cómo lo que hacen aporta al objetivo final, nos medimos por indicadores, hay un plan y se cumplen los plazos? Si no fuera así, entonces el equipo está necesitando refuerzo en lo técnico.
Por otro lado, ¿faltan espacios de comunicación, cuesta coordinarse, faltan acuerdos sobre la forma de trabajar, faltan criterios comunes y feedback de cómo vamos avanzando? ¿cuesta hablar de temas difíciles y hay rumores de pasillo? Entonces el acento hay que ponerlo en lo humano.
Tendemos naturalmente hacia alguno de los dos, a algunas personas les sale más inmediato el lado técnico y otras tienden a conectarse desde lo humano ¿Puede identificar el lector cuál de las dos le resulta más cómoda? Como líderes es clave conocerse, reconocer qué es lo que le sale más fácil para desarrollar conscientemente la versatilidad de moverse entre ambas funciones. El líder pone lo que falta.
Carmen Scotto. (8 de noviembre de 2021). Diario La Segunda, Chile