Hemos contratado varias personas cuyo primer trabajo fue virtual en pandemia, la empresa definió seguir 100% virtual. Como nunca habían trabajado en una empresa, ha costado el sentido d pertenencia, es más bien con el equipo directo. ¿Sugerencias?
A la mayor parte de las generaciones que crecieron bajo el modelo presencial, el trabajo remoto tiene inherente la sensación de pérdida de contacto físico y por tanto de los espacios que provocan confianza y cercanía.
Para quienes han sido contratados por primera vez y cuya única experiencia de empresa ha sido virtual, la referencia emocional es distinta. Hay un valor enorme en el trabajo virtual, no hay duda. Pero con el trabajo cien por ciento desde casa, también se pierden otros puntos de referencia que ayudan a provocar identidad corporativa (desde espacios físicos, logos, valores y modos de convivir) y esto repercute en el balance interno de la relación empresa trabajador. En el contrato psicológico, como lo llama Edgar Schein, o las expectativas no escritas que operan en los miembros de una organización (qué espero yo de la empresa y lo que entiendo que se espera de mi). Es inevitable que al no haber tenido la “experiencia” de convivir en el ambiente físico de una empresa, de alguna manera el sentido de organización se reduce al equipo directo con el cual tiene su contacto cotidiano. Y el ser parte de una empresa en este contexto, es más un concepto que una vivencia.
Muchas organizaciones que han optado por mantenerse en modo virtuales están tratando de crear espacios también compartidos.
Recién tenemos dos años de recorrido en esta lógica virtual en forma masiva, seguiremos aprendiendo cómo integrarlo. Pero, en cualquier caso, seguirá siendo necesario cuidar espacios intencionales para fomentar experiencias de conexión que fortalezcan sentirse parte de la organización y el sentido de identidad, orgullo y aporte desde el trabajo propio a algo más grande.
Carmen Scotto. (02 de mayo de 2022). Diario La Segunda, Chile