Somos un equipo grande, nos está costando que todos empujen para el mismo lado; se toman decisiones, después las personas no impulsan con fuerza los temas, que se atrasan y si algo falla salen con “yo nunca estuve de acuerdo”
Si repetidamente el equipo no adhiere a las decisiones que se “tomaron” en equipo, es un síntoma de que posiblemente estén faltando conversaciones previas.
En estos casos ayuda tener un acuerdo sobre cómo nos vamos a poner de acuerdo. A esto aportan los tres pasos del DDC, con algunas claves en cada paso:
- Discutir: Generar el ambiente para que efectivamente se puedan escuchar todos los puntos de vista, incluyendo a los que opinan distinto. Y abrir una conversación transparente y franca, que ayude a entender los puntos de vista, mostrar datos o ejemplos, e ir ganando madurez sobre lo común.
- Decidir: después de una discusión abierta y profunda, recoger las variables más relevantes sobre las que se tomará la decisión. Y generar un acuerdo genuino por parte de todos.
- Comprometer: si se han cumplido los pasos previos, el acuerdo es, como en Los Tres Mosqueteros , “uno para todos y todos para uno”, es decir que el equipo respalda la decisión y actúa en consecuencia. ¿Y si cambian las condiciones de contexto, que requieren repensar la decisión? Entonces nos devolvemos al paso uno (discutir) y se repite al ciclo.
Si las personas involucradas en la decisión son claves para que las cosas se mueven, la mejor estrategia es involucrarlas en las conversaciones. Permitir que salgan las diversas inquietudes, que cosas preocupan y por qué, cómo nos podríamos hacer cargo o mitigar los riesgos. Esto es mucho más efectivo que “imponer” algo que en el camino tenga poca adherencia. Y ayuda a que todos puedan sentir la decisión como propia, aunque no sea exactamente lo que en un principio habían pensado.
Carmen Scotto. (28 de septiembre de 2021). Diario La Segunda, Chile