Estamos en tantos cambios, con personas movidas de rol y ajustando formas de trabajar. Necesitamos otro liderazgo en algunos jefes, no hay mucho tiempo, ¿cómo avanzar más rápido?
Como en el aikido, la clave es “usar la fuerza del contrincante a favor”. Desafiar el enfoque tradicional de desarrollar “cerrando las brechas” para enfocarse en identificar en qué es fuerte ese líder, cuáles son las ganancias y costos de ese estilo en este contexto, y como puede usar esas fortalezas (por tanto, lo que le sale más fácil) como una palanca.
Como sabrá el lector por experiencia, no es fácil cambiar hábitos, menos si me han sido útiles hasta aquí. Ajustar liderazgo es un mix de reflexiones y cambios propios y con otros.
Por ejemplo, un líder muy Controlador, que quiere grandes cosas, es usual que la forma en que activa su control afecte sus relaciones, sin ser su intención. En lugar de pedirle “que sea más cercano y no solo de instrucciones”, para él es más razonable y efectivo pedirle que “converse con el equipo para un entendimiento común del propósito y resultados esperados del proyecto y acordar el plan de trabajo juntos”. Con un primer paso, empieza a descubrir por sí mismo que hay cosas valiosas que pasan al incorporar conversaciones con otros roles que impactan en el proyecto que impulsa; y con esto abrirse a otras formas de relación para lograr resultados.
Para que este cambio se sostenga también se requiere incorporar prácticas de equipo. En este caso, un tablero visible con el plan de trabajo comprometido, reuniones periódicas de seguimiento y el acuerdo previo de cómo nos daremos feedback sobre los avances, que pasará si alguien no cumple. De esta manera también el control se apoya en la responsabilidad compartida de los acuerdos de equipo y mecanismos de seguimiento, no solo en el control del líder, que integra en su rol gestionar estos compromisos y conversaciones asociadas en equipo.
Pequeños cambios pueden hacer grandes diferencias.
Carmen Scotto. (10 de Agosto de 2020). Diario La Segunda, Chile