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En la empresa se realizó un concurso de ideas para mejorar espacios comunes, se presentaron varios proyectos, unos están de acuerdo con la elección, otros piensan lo contrario, se ha creado un mal ambiente.

Es también una elección. Elegimos cómo reaccionar ante la diferencia, elegimos como tratarnos entre los que ganan o pierden. Elegimos cómo, desde el juego democrático y sus reglas, expresar nuestra opinión y aceptar construir sobre ese resultado. Y llevarlo a la acción, más que la mera declaración. Más que ganadores y perdedores, en el contexto empresa somos parte de un equipo, en el contexto social, ciudadanos.

Hacer sociedad, en todo contexto, tiene su semilla en cómo elijo relacionarme con el otro. “Queremos cambiar la palabra oposición por colaboración”, decía Humberto Maturana, en una entrevista a propósito de presentar su último libro con Ximena Dávila, “La Revolución Reflexiva”. No como un mero cambio de palabra, decía, sino como un cambio de intención. “Si estamos conviviendo, necesitamos colaborar, lo que implica cambiar la actitud de la relación: en lugar de estar constantemente en lucha, dar vuelta para mirar al otro y poder construir con él; en la colaboración nos escuchamos, pensamos y repensamos que es lo que queremos hacer en un proyecto común. Lo central es ser capaces de conversar y reflexionar sin atraparnos en las teorías”. Salir de la adicción al poder que implica la sumisión de unos por otros, decía, salir de la lucha y entrar en diálogos para provocar entendimiento

Si me pongo extremista criticando a los extremistas me convierto en un extremista. Las cosas que esperamos como equipo, y como sociedad, no son “algo que nos va a pasar”, hacemos que pasen. Recordando a Gandhi, “sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Partiendo desde el propio espacio de influencia.

 

Carmen Scotto. (23 de diciembre de 2021). Diario La Segunda, Chile

 

 

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