Armamos un equipo con gente muy capacitada, pero está costando lograr todo el desempeño que esperábamos, trabajan mucho cada uno por su lado y cuesta que se pongan de acuerdo.
Ya en 2010 el director del CCL (Center for Creative Leadership) adelantaba que el enfoque de habilidades individuales para el desarrollo de talentos y líderes, era insuficiente para la complejidad que crecía exponencialmente en esa década y las que venían. Apoyándose en más de 2.500 entrevistas a líderes de alta dirección en compañías de distintos tamaños, rubros y países, destacaba las habilidades que requerían ser fortalecidas, todas orientadas a la generación de una capacidad más colectiva, a su entender la única vía de acelerar la capacidad de desempeño de las organizaciones: trabajo en equipo y colaboración, innovación y creatividad, aprendizaje ágil y apertura al cambio de paradigmas, comunicación, serenidad y buen juicio. (“Acelerando el desempeño”, John Ryan, 2010).
Es una conclusión que se ha reafirmado con creces en estos años con la velocidad de la transformación digital y la necesidad de trabajar de manera ágil para responder más rápidamente a los cambios emergentes.
Convertirse en una organización capaz de moverse ágilmente requiere capacidades más sólidas que solo las habilidades de las personas por separado. Si no más bien -emulando al futbol- la capacidad de jugar juntos, entendiendo cada uno su rol y las interacciones que más ayudan con los otros, de hacernos buenos pases y sostenerlos en el tiempo en un juego consistente.
Esto es crear un músculo colectivo. Y un músculo es una capacidad que no se desarrolla si es que no se practica y no se calibra su fuerza.
En el contexto de organizaciones y equipos, los músculos colectivos son capacidades relevantes puestas en práctica entre áreas y entre niveles jerárquicos. Así, el real desafío del liderazgo de estos tiempos es fortalecer interconexiones en el equipo para el desarrollo de músculos colectivos.
Carmen Scotto. (04 de abril de 2022). Diario La Segunda, Chile