Desarrollo ejecutivo

Preparando los planes de desarrollo ejecutivo para el próximo año en el área de Personas, ¿en que deberían estar preparándose los gerentes?

Si la estabilidad mental y la inteligencia emocional harán la diferencia en el SXXI (Yuval Noah Harari), ¿cómo fortalecerlas en profesionales y ejecutivos?

En Mastering Leadership: An Integrated Framework for Breakthrough Performance and Extraordinary Business Results, Robert Anderson y William Adams (2015) demuestran la correlación positiva entre indicadores duros de negocio (rentabilidad y operación) con efectividad de liderazgo, pero destacan que el nivel de maestría de un profesional no viene dado por las competencias, sino por la madurez del carácter.

Sobre desarrollo ejecutivo, los autores enfatizan el desarrollo de la persona: es necesario conocer de los procesos del negocio y desarrollar competencias -los temas a los que dedicamos más tiempo- pero no suficiente. En este sentido, describen 6 prácticas personales, para desarrollar el liderazgo:

Decantar el propósito: aquello que me mueve en lo más profundo, que orienta mis acciones y aspiraciones
Aterrizarlo en una visión: una descripción vívida del futuro deseado para nuestra vida (y para la organización)
Conocer tus dudas y miedos: identificar cuando los propios temores y humanas ansiedades tienden a tomar el control, para enfrentarlos, sin creérselos como verdades.
Autenticidad con valentía: la práctica de decir asertivamente las cosas como son, especialmente en situaciones difíciles, implica conversaciones con uno mismo, con los jefes y con los equipos.
Desarrollar la intuición y abrirse a la inspiración: usar datos y análisis racional hasta donde es posible y desarrollar la confianza en la propia intuición en paralelo.
Pensar de manera holística: que es mirar el conjunto y como interactúan las variables, entender las dinámicas del sistema completo e intervenirlo con sentido de largo plazo y conectado con el propósito y visión.