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Soy Gerente en una empresa tradicional, me doy cuenta que los líderes no escuchamos lo suficiente, o por lo menos no de la forma en que la gente espera ser entendida, parecido a lo que percibo en la sociedad. Me pregunto por lo que tenemos que aprender.

La empresa y la sociedad son vasos comunicantes. Se influyen. Durante los últimos años, las empresas que se miraban solo como entidad productiva han mutado a ser socialmente responsables. También la responsabilidad social se ha movido desde la entrega de recursos hacia construir con las comunidades. Algo similar está pasando al interior de la organización, abriéndose a lo diverso.

Un liderazgo que resuelve todos los problemas y da la solución, aunque sea bien intencionado, se distancia de la expectativa que tienen los grupos jóvenes de sentirse tratados como legítimos y equivalentes. Más allá de la diferencia de autoridad, ser considerados sobre cómo se lleva adelante el trabajo.

Muchos líderes tradicionales sienten temor a que dialogar implique conceder todo, se confunde con tomar las decisiones por consenso. Dialogar tiene que ver con provocar entendimientos compartidos, acercar miradas y criterios, dentro del marco de lo que es posible, aún más en la empresa que tiene un fin productivo.

El cambio de paradigma apunta a darle valor a la forma en que las personas se sienten tratadas y escuchadas, por tanto, a un cambio a la manera de relacionarse al interior de la empresa. El feedback de desempeño que tiene una orientación histórica vertical, va mutando en su nivel más elevado a un diálogo donde ambas partes dan y reciben retroalimentación respecto de lo que cada uno hace que ayude y que no a la mejora del trabajo en conjunto.

Así, concebir el trabajo como una red de relaciones, pone el foco en aprender, corregir o ajustar aquello que sea necesario, de cada lado. Y por ende, hace valioso e imperativo escuchar.

 

Carmen Scotto. (19 de Julio de 2021). Diario La Segunda, Chile

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