Trabajo en un servicio de salud, aunque lo peor de la pandemia ya pasó, veo que no hemos terminado de recuperarnos. Seguimos en alerta y veo a mucha gente agotada, irritable, algunos se han ido con licencia. Me gusta mi trabajo, pero también me preocupa mi salud mental
Desde el año 1994 la Organización Mundial de la Salud reconoció el Burn Out, o síndrome de estar quemado, como una enfermedad laboral, que aparece asociado al desgaste profesional, en personas que han estado expuestas a una tensión o estrés sostenido por largo tiempo y sin el suficiente descanso para lograr bajar el estado de alerta y lograr recuperarse.
Se caracteriza por desgaste emocional, con alteraciones del estado de ánimo como ansiedad y depresión, con alteraciones metabólicas y cardiovasculares. Despersonalización, y sensación de baja realización personal. Además de la evidente afectación de la salud de la persona, esta condición tiene impacto en la capacidad de conexión y relacionamiento con los demás, por lo que inevitablemente baja la efectividad y capacidad de conexión con las personas a quienes se atiende. Resultando en un circulo negativo que incrementa el estrés.
Diversos estudios han reportado como se pone en riesgo la calidad asistencial y su eficacia en la jornada laboral, se describen conflictos entre profesionales, falta de atención a los pacientes, absentismo laboral e incluso abandono del lugar de trabajo.
En el contexto postpandemia se ha medido alta prevalencia en profesionales de la salud, cuidadores y educadores, que siguen siendo población de riesgo. Si usted y su equipo está en alguno de estos grupos, es momento de revisar si están siendo suficientes sus mecanismos de recuperación y prevención, si está logrando suficientes tiempos de desconexión que permitan bajar el estado fisiológico de alerta y procurar el descanso y recuperación biológica necesaria. También una revisión necesaria en las políticas de gestión institucionales.
Carmen Scotto. (1 de agosto de 2022). Diario La Segunda, Chile
